El pasado jueves 13, en Antena 3,mientras emitían el tiempo, una noticia despertó mi curiosidad: la existencia de una nueva forma de arquitectura denominada bioconstrucción. Yo desconocía este tema totalmente y tal fue mi interés que necesitaba darlo a conocer en el blog.
Se denomina bioconstrucción a los sistemas de edificación o establecimiento de viviendas, refugios u otras construcciones, realizados con materiales de bajo impacto ambiental o ecológico, reciclados o altamente reciclables, o extraíbles mediante procesos sencillos y de bajo costo como, por ejemplo, materiales de origen vegetal y biocompatibles.
Como sabemos, el acto de construir y de edificar genera un gran impacto en el medio que nos rodea. La bioconstrucción persigue el fin de minimizarlo en la medida de lo posible ayudando a crear un desarrollo sostenible que no agote al planeta, sino que sea generador y regulador de los recursos empleados en conseguir un hábitat saludable y en armonía con el resto.
La vivienda debe adaptarse a nosotros como una 3ª piel, debe procurarnos cobijo, abrigo, salud... La bioconstrución debe entenderse como la forma de construir respetuosa con todos los seres vivos. Es decir, la forma de construir que favorece los procesos evolutivos de todo ser vivo, así como la biodiversidad, garantizando así el equilibrio y la sustentabilidad de las generaciones futuras.
Para ello se deben de tener en consideración tanto la gestión del suelo, del agua, del aire y de la energía; así como el consumo y el desarrollo local.
Esta idea sobre una nueva forma de construir surge ante la preocupación del ser humano por su salud: lo que comemos y como lo comemos, la calidad del aire en nuestras ciudades, las radiaciones, los elementos tóxicos presentes en productos de consuma y materiales y otros muchos factores, que acaban incidiendo generando patologías que echan por tierra el tópico de una mayor esperanza de vida, llevando así al hombre a buscar otros medios (en este caso las casas ecológicas) en lugares naturales para así buscar una armonía total del alma y del cuerpo.
En conclusión, somos lo que comemos, lo que respiramos, lo que vivimos... y es necesario que nuestra vida gire alrededor de un entorno saludable. Muchas veces por ahorrar dinero y/o por desconocimiento estamos recurriendo a errores que poco a poco deterioran el medio ambiente y con ello nuestra vida. La bioconstrucción nos ofrece todo esto y si optáramos por su desarrollo, quizás nuestra calidad de vida sería aún mayor.
Aquí os dejo el enlace a un documental muy interesante sobre Michael Reynolds y su aportación a la arquitectura en el ámbito de la bioconstrucción.
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